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Antonio Pérez Roy (1969)
Fotografías de Antonio
2.010 1.996
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Según palabras del mismo Antonio, disfruta tanto o más escuchando la música de otros como haciéndola él mismo. La naturaleza, el silencio, los paseos por Calatayud, sus montañas, sus calles le muestran su insignificancia y la inmensidad de lo desconocido. Aprendió todo en la humildad y sencillez de tantos seres maravillosos que le han rodeado.
Dentro de la música, muchas personas le han abierto caminos. Manuel Pérez Blasco -a quien admira profundamente- le descubre el orden, o el desorden, de la composición; Luis Galve el sonido al piano que tanto perseguía. De sus años de formación en los conservatorios, más aprendió lo que no hay que hacer que lo contrario. No obstante aprecia las enseñanzas de Mario Monreal y Manuel Carra. Algunos premios y matrículas se encontraron por el camino, sin demasiado aprecio por conseguirlos.
Realizó cursos de postgrado en diferentes países y aprendió que el mundo es inabarcable y hay gente extraordinaria en todos los lugares. Los consejos de Hans Graf, Herbert Henk, Roy Howat, Antón García Abril, Aquiles delle Vigne, Joaquín Achúcarro o Michele Campanella fueron muy interesantes, cada uno por unos motivos.
Le encanta ser profesor pero, lejos de pretender enseñar algo, confía el aprendizaje en la personalidad y el desarrollo de sus alumnos y comparte sus dudas y estímulos. Tiene la fortuna de serlo en el Conservatorio Superior de Música de Aragón, algo que considera un privilegio.
Ha disfrutado mucho por Europa y más allá, como solista o con música de cámara, y en España conoce prácticamente las salas más importantes. Sin embargo nada es comparable a tocar en su pueblo. Tiene discos grabados, pero hacerlo le aburre infinitamente en la actualidad.
En un tiempo le interesó mucho la música contemporánea. Ahora prefiere la música sin etiquetas, la música actual: hacer toda la música que a uno le apetece tocar en cada momento y de la manera que siente en ese preciso instante. Le llaman para impartir de cursos y lo hace encantado, pues aprende mezclándose con personas diferentes a él. Lo único que persigue al piano es hacer camino y equilibrar el sonido que siente pero no encuentra. A veces, en cambio, cree que lo consigue.
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